Reggae... ¿¿¿qué???
"Ocho años en un conservatorio para que luego digan que ésto es música".
Comienzo con esta cita citable recogida de este post, para hablar de frente y sin miedo. Lo digo porque si ninguno de mis posts anteriores (y ya tengo un muy largo tiempo escribiendo este blog, aunque no es visitado tan a menudo) ha tenido respuesta, salvo uno y fue de una entonces amiga, este puede que encienda los ánimos y me meta en uno que otro problema. Pero es el momento que todos esperábamos, o al menos todos los que ya no aguantamos esta situación... ¿preparados?:
Bueno, es que la situación ya es insostenible. A diario me encuentro con esta ¿música? (contaminación acústica) que no tiene contenido en letras. Vamos, que quizá el ritmo para algunos sea agradable, a título personal no me parece, pero esas letras tan elaboradas (mayoría, esto es para los defensores), tan llenas de cultura y sabiduría que ya quisieran muchos tener semejante producción musical (lo digo por gente que para los reguetoneros debe tener nada en el cerebro, o para la mayoría de la gente, ser muy aburridos) que no tienen comparación con Daddy Yankee y Don Omar, quienes además de tener gran identidad nacional (ni siquiera son gringos por nacimiento) tienen un gran respeto por las mujeres y el papel que ellas representan en la sociedad. Vamos, que si tildaban al Hip Hop de misógino y agresivo, ¿qué estamos escuchando en el reguetón para que no opinemos lo mismo?
También hablo de las superproducciones como "Pásame la botella" y "Lo que pasó pasó" (hombre, es imposible no escucharlos cuando los repiten millones de veces por la radio, tantas otras veces en bares y grutas antrescas para bailar —como todas unas zorras, por cierto— sin contar con los transportes públicos que plagan la ciudad aun más con esta basura auditiva).
¿Lo peor? Que niños de 5 y 6 años coreen al grito de "perrea" los éxitos de moda.