La soportable virtud de la decadencia (reseña Birdman)
La soportable
virtud de la decadencia
Es verdad, se acercan los Oscares, y con ello, cada año
vuelve al tema con más estruendo la idea de enaltecer en nuestros
medios
nacionales la expectativa de éxito que lograrán aquellos pocos
escogidos por el
gran celuloide de Hollywood que provengan de sangre azteca. La película
Birdman
o su subtitulo “La insoportable virtud de la ignorancia”, dirigida por
el
mexicano Alejandro González Iñárritu, es un nuevo aire en la escena
cinematográfica no sólo en la competencia por los premios del 2015,
sino
también por el contenido de un filme que logró converger elementos tan
dispares
y tan alejados de lo que estamos acostumbrados a ver y consumir cuando
vamos al
cine mientras degustamos unas palomitas y un momentos para soltarnos en
el
letargo de algo que pocas veces trasciende.
Birdman es una película audaz,
con elementos que hacen énfasis en la condición de muerte que alberga a
cada
uno de los que compone el llamado 7° arte. La historia, que sigue de
cerca a Riggan
Thomson, un actor que estuvo en la cumbre del éxito cuando interpretaba
a un
superhéroe vuelto ícono, ahora es un actor en la búsqueda de su último
intento
por lograr ser reconocido no sólo como una celebridad con disfraz, sino
también
como un actor serio que puede conmover y ganarse ovaciones para un
público tan
diferente como lo es la audiencia de un teatro, donde la acción es en
vivo; sin
cortes, sin ayuda de una cámara ni intermediarios, sólo él y su
escenario
haciendo poesía con su interpretación (tal como diría Lorca).
Pero, detrás de la grandiosa interpretación
de Michael Keaton, actuando como un actor recreándose en el acto de
actuar
frente a todas las negativas tanto de su vida como de la industria del
entretenimiento a la que pertenece, se encuentra un doble juego del
sentido que
el director Iñárritu buscó representar en esa línea que se vuelve cada
vez más
delgada entre la ilusión y la realidad, y a continuación diré, desde
mi
perspectiva, las razones de por qué:
-
La elección de Keaton no fue nada fortuita, el
personaje requería el sentir de un actor que haya podido encarnar en
sus viejos
tiempos a un superhéroe de tiras cómicas que haya trastocado la imagen
que separa
entre el actor y el héroe y lo haya conseguido al grado de relacionar
directamente al héroe e identificarlo directamente e inequívocamente
con el
mismo actor. Keaton, en la vida real, interpretó en 2 ocasiones
memorables al
superhéroe Batman (que he de decir, mi superhéroe favorito), a finales
de los
80´s y principios de los 90´s.
-
El reparto se caracteriza por una muy buena
elección que indirectamente pareciera estar relacionada con el
personaje que
interpretan en la obra simulada dentro de la película, y a su vez en la
misma
película.
1.- Edward
Norton, quien interpreta a Mike Shiner, un actor consolidado en el
teatro cuya
característica es lograr en sus actuaciones una compenetración llevada
a las
últimas consecuencias, pero teniendo altercados por su personalidad y
compromiso con la actuación, es similar al gran talento que muestra
Norton en
cada una de sus películas, y a su vez, sus
sonados altercados con otros actores y directores por su exigencia y
su
personalidad a veces intolerable.
2.- Naomi Watts,
en el papel de Lesley, una actriz que busca su oportunidad de brillar
en
Broadway, a su vez, ya había colaborado (por lo que se ve) con el
personaje de
Keaton, Riggan, y logra el reconocimiento de él. En la vida real, Naomi
ganó su
primera nominación al Oscar precisamente por actuar en la segunda
película de
Iñarritú 21 gramos (una forma de mostrar esa relación director-actriz y
ver
cosechados sus logros)
3.- Emma Stone,
que interpreta a la hija de Riggan, Sam, es una chica que no pasa
desapercibida
y sale de los esquemas y estereotipos de mujer linda en los estándares
de
Hollywood. Aún cuando no figura como actriz en la puesta de escena de
su padre,
siendo su asistente, se puede observar la enorme presión que tiene al
llevar la
vida de su padre para lograr insertarlo a los cambios de una generación
que él
no entiende y que no sabe cómo lograr capturar la atención de la misma,
a su
vez, tiene que lidiar con las prohibiciones y los prejuicios de las
adicciones
y de su búsqueda por tener un lugar en una sociedad que avanza muy
rápido. En
mi opinión, Stone ha logrado consolidarse como actriz sin tener que
venderse o
aceptar papeles que no le quedan, esto le ha permitido ser parte de
grandes
producciones y que su nombre comience a figurar en la lista de los
nuevos
talentos de ésta generación.
La textura de la película tiene
un humor negro que difícilmente hará que el espectador se sienta
aburrido o
incomprendido por el trabajo, si acaso podría darse una interpretación
confusa
sobre la identificación de lo real con la ilusión (o en el caso del
personaje
Riggan, alucinación).
Lo que me llamó la atención del
filme, más allá de la interpretación, el gran manejo de cámara (una vez
más,
ovaciones mexicanas para el chivo Lubezki) la edición, tanto de sonido
como de
video, y el guión superrealista que evoca a un efecto Droste, es la
intención
de hacer una crítica al mismo cine, pero una crítica que sea bien vista
por el
mismo medio que está siendo atacado a cada momento durante cada escena
de la
filmación, al grado de generarle el visto bueno, sin decoro para las
nominaciones que ha alcanzado y los premios que ya ha conseguido.
La crítica,
siempre será bien vista si lo dices con un toque de humor, y es lo que
brillantemente ha hecho ésta película que se perfila para ser destape
de unos,
tormento de otros, y reto para muchos.
Frase célebre: ¿Qué tiene que
pasarle a uno en la vida para decidir que quiere ser crítico?
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